
La salsa de calabaza para pasta es mi truco para cenas rápidas y acogedoras que parecen especiales pero solo usan unos pocos ingredientes fáciles. La calabaza asada se vuelve una salsa super suave con matices de tomate y tomillo y se pega a cada pasta para un plato reconfortante. Incluso los más rebeldes en casa no pueden resistirse a su cremosidad y a que se ve como macarrones con queso, así que es un éxito entre semana.
Hice esto por primera vez un otoño tarde, solo tenía calabaza congelada y unos tomates viejos en la nevera. A mi familia le encantó y la llamaron “pasta naranja” desde entonces no falta en el menú.
Jugosos ingredientes
- Calabaza en cubos congelada: Es el secreto de la salsa usa la que ya viene picada y congelada para más rapidez y para que se ase uniforme
- Tomates frescos: Le dan un toque dulce y ácido busca los bien maduros y coloridos para más sabor
- Cebolla amarilla: Aporta ese sabor sabroso córtala en tiras para que dore bien
- Aceite de oliva: Ayuda a dorar y le da sabor usa uno que te guste
- Sal: Saca el sabor de todo mejor elige sal fina así todo queda bien sazonado
- Pimienta negra: Da un picorcito extra muélela en el momento si quieres más intensidad
- Tomillo seco: Aporta ese olorcito de campo usa uno aromático y de confianza
- Pasta seca: Cualquier tipo vale, pero la corta (tipo penne o rigatoni) se lleva mejor con la salsa elige una de buena calidad para mejor textura
- El agua de cocer la pasta: Sirve para ligar y espesar la salsa acuérdate de sacarla justo antes de escurrir
Pasos súper fáciles
- Mete los vegetales al horno:
- Pon tu horno a 230°C y cubre una bandeja con papel apto. Esparce la calabaza congelada, los tomates en trozos y la cebolla en rodajas en una sola capa para que doren igual. Rocía con aceite, pon sal, pimienta y tomillo, y revuelve bien todo. Ásalos sin tapar por unos veinte minutos, hasta que estén suaves y doraditos por los lados.
- Pasta lista:
- Mientras se asan las verduras, hierve agua con sal en una olla grande. Cocina ahí la pasta hasta que quede "al dente" siguiendo el paquete, así no se te hace papilla al mezclar después.
- No olvides el agua de la pasta:
- Antes de escurrir, llena una taza con un poco del agua espesa de cocción, con unos 80 ml tienes de sobra. Eso ayuda a que la salsa quede extra suave y se pegue bien.
- Bate la salsa ya caliente:
- Rápido y mientras todo está caliente, mete las verduras asadas en tu batidora. Echa el agua de la pasta reservada. Dale máxima potencia hasta que quede bien lisa y suave. Si tu batidora es de las pequeñas, quizás tengas que parar para limpiar los lados.
- Junta todo y disfruta:
- Pon la pasta ya escurrida en la olla sobre fuego muy bajito. Añade la salsa y usa pinzas o una cuchara grande para mezclar hasta que toda la pasta esté cubierta y brillante. Prueba y pon más sal y pimienta si hace falta. Sirve al toque, con parmesano normal o vegano por arriba.

Lo que más me encanta es cómo la calabaza asada toma ese toque caramelizado en los bordes, el olor es brutal y la salsa sale natamente dulce. Mis hijos una vez trataron de adivinar el ingrediente secreto y se quedaron locos cuando supieron que era calabaza y no queso.
Guardar sin drama
Las sobras aguantan genial en la nevera dentro de un táper cerrado unos tres días. Al recalentar, agrega un poco de agua o leche y ve moviendo a fuego bajito. Si solo congelas la salsa, métela en un recipiente y aguanta hasta dos meses, solo descongela y vuélvela a batir antes de mezclar con pasta fresca.
Cambia sin miedo
Puedes usar calabaza fresca pelada y troceada en vez de congelada, mete unos minutos extra al horno. Los tomates enlatados funcionan si no tienes frescos, pero escúrrelos bien primero. Si quieres una cebolla menos fuerte, mete cebolla morada. Para que sea sin lácteos, espolvorea levadura nutricional o parmesano vegano.

Ideas para acompañar
Esta salsa va bien con cualquier pasta, pero con las cortitas y con ranuras queda brutal. Si buscas algo más contundente, mezcla con brócoli al vapor o setas salteadas antes de servir. Unas nueces tostadas o semillas de calabaza por arriba hacen el contraste perfecto con lo cremoso.
Raíces y tradición
Las salsas de calabaza son parte de la tradición italiana “cucina povera”, donde la gente usaba cualquier verdura que hubiera a mano para arreglar salsas de pasta. El truco siempre fue aprovechar lo de temporada y rendirlo para comidas calentitas y caseras, aunque ahora uses congelados y cosas de la despensa.
Preguntas y respuestas sobre la receta
- → ¿Puedo usar calabaza fresca en lugar de congelada?
¡Por supuesto! Solo quita la cáscara y semillas, parte la calabaza en cubos y ásala. Queda igual de rica y con buena textura.
- → ¿Qué tipo de pasta combina mejor?
Los coditos, fusilli o rigatoni le van de maravilla. Pero si sólo tienes espagueti o linguini, también funcionan y recogen súper bien la salsa cremosa.
- → ¿Sirve para dieta vegana o plant-based?
Sí, nada más pon parmesano vegano o levadura nutricional arriba para que quede libre de lácteos.
- → ¿Cómo puedo cambiar la textura de la salsa?
Agrega más agua de cocción de la pasta si la prefieres más ligera, o bate menos si quieres que tenga trocitos. Usa licuadora potente para que te quede bien lisa si así te gusta.
- → ¿Se puede dejar la salsa lista con anticipación?
Claro, guárdala en el refri hasta tres días o métela al congelador si la quieres guardar más tiempo. Calienta suave antes de ponerla a la pasta.
- → ¿Qué otras verduras funcionan para dar más sabor?
Si asas pimientos o ajos junto con la calabaza te queda con un toque más dulce y profundo.