
Pollo tierno con salsa cremosa de ajo y parmesano junto a pasta retorcida y queso fundido es ese plato que convierte cualquier noche apurada en algo bonito. El sabor de la salsa se mete en cada rincón de la pasta y el pollo queda dorado. Esto es puro apapacho para el alma, todo en un tazón fácil.
No se me olvida la primera vez que la preparé después de llegar corriendo del trabajo; desde entonces me salva cuando quiero algo rico sin esfuerzo. Ahora mi pareja me la pide cada vez que necesitamos un mimo extra.
Brillantes ingredientes
- Pechugas de pollo sin piel ni hueso. Busca las que se vean jugosas y rosadas, nada secas; así quedan más suaves.
- Pasta rotini. Esos espirales atrapan toda la salsa. Elige pasta cortada en bronce si la ves, porque da mejor textura.
- Ajos picados. El ajo fresco da todo el sabor, no uses de frasco si puedes evitarlo.
- Queso parmesano rallado. Ralla tú mismo uno maduro y auténtico. Derrite mejor y todo es más rico.
- Nata espesa. Es lo que deja la salsa súper untuosa y ligera. Compra la que trae pocos ingredientes para asegurar mejor calidad.
- Mantequilla. Que no tenga sal, así dominas el punto de sal a tu antojo.
- Aceite de oliva. Siempre extra virgen para más sabor y dorado bonito.
- Condimento italiano. Seca, la mezcla con orégano y albahaca realza el fondo. Si todavía huele fuerte al abrir el frasco, está perfecta.
- Sal y pimienta. Mejor frescas, así levantan el plato.
- Perejil fresco picadito (opcional). Le da chispa de color y un sabor verde que alegra el final.
Pasos súper fáciles
- Comienza con el pollo
- Seca bien la pechuga con servilleta. Echa sal, pimienta y condimento italiano por ambos lados y presiónalos con ganas. Así queda crocante por fuera y sabroso por dentro.
- Dora el pollo
- Pon aceite de oliva a calentar en sartén amplia a fuego medio-alto. Agrega el pollo y déjalo quieto para que tome color, unos seis minutos por lado. Sácalo a un plato; así retiene toda su jugosidad.
- Haz la pasta
- Pon bastante agua a hervir y cuando burbujee intensamente, agrégale bastante sal. Suelta el rotini y cocina hasta que esté firme (al dente), luego escurre rapidito. Mézclale una pizca de mantequilla para que no se pegue ni se reseque.
- Prepara la salsa
- Regresa la sartén al fuego y derrite la mantequilla allí. Agrega el ajo y muévelo todo el tiempo por media minutito hasta que huela rico pero sin que dore. Vierte la nata y deja que hierva suave. Mete el parmesano poco a poco y remueve hasta que quede una salsa tersa y brillante.
- Sirve y disfruta
- Corta el pollo en fajitas gruesas. Mete toda la pasta ya cocida en la salsa y mezcla con pinzas para empaparla bien. Sirve en tazones, acomoda el pollo encima y baña lo que queda de salsa por arriba. Puedes tirar perejil fresco al final si te gusta el toque verde.

No te lo pierdas
- Alta en proteínas, muy completa.
- Queda perfecta si la dejas lista antes y la recalientas.
- La salsa es tan espesa que se pega riquísimo a cada tirabuzón de pasta.
Soy fan total del parmesano porque hay un mundo entre rallado fresco y el de bolsa. Cuando me esmero en buscar el mejor queso el sabor se vuelve de restaurante. Mi prima chiquita dice que solo lo quiere en su cumpleaños y esas ocasiones especiales hacen que este plato tenga corazón.
Trucos para guardar
El pollo y la pasta se conservan de maravilla en la nevera dos días. Guárdalos en un recipiente hermético para que la pasta no se reseque. Al calentar otra vez, agrégale un poquito de nata o leche, revuelve despacio a fuego bajito y listo, todo vuelve a estar cremoso como recién hecho.
Otras opciones de ingredientes
Si solo tienes pene o fusilli, también sirven en vez de rotini. La nata se puede cambiar por mitad y mitad, solo que la salsa quedará más ligera. Si no ves parmesano, mezcla un poco de pecorino y mozzarella, siempre que se derritan bien. Las pechugas puedes cambiarlas por muslos para un resultado más jugoso.

Cómo acompañar
Queda riquísimo con espárragos al vapor, ensalada verde fresca o pan calientito de corteza crujiente. Para un momento súper cálido, sirve la pasta en platos bajos para que la salsa quede en el fondo junto al pollo. Si te sobra salsa, prueba de dip con verduras asadas.
De dónde viene
Una salsa cremosa de ajo y parmesano como esta mezcla lo mejor de la cocina americana y italiana de toda la vida. Es como un Alfredo mejorado por el ajo, y la pasta retorcida recuerda a comidas de campo en casas italianas. No es la tradición italiana fiel pero sí lo encuentras en trattorias que huelen a hogar y en domingos de familia.
Preguntas y respuestas sobre la receta
- → ¿Cómo hago para que el pollo quede jugoso?
No lo cocines demasiado. Cocina el pollo a fuego medio-alto sólo hasta que esté dorado por fuera y listo por dentro, luego deja que repose un ratito antes de cortarlo y así queda bien jugoso dentro.
- → ¿Qué tipo de pasta queda mejor aquí?
Rotini es genial porque la salsa cremosa se adhiere súper bien. Pero puedes usar penne o fusilli y sale igual de rico.
- → ¿Puedo cambiar la crema por otra cosa?
Si quieres hacerla más ligerita, prueba con mitad leche mitad crema, o usa sólo leche con un poco de harina, aunque la salsa no va a quedar tan espesa.
- → ¿Puedo dejar algo listo de antemano?
Claro, puedes cocinar el pollo y la salsa antes. Sólo mezcla con la pasta recién hecha cuando vayas a servir y así la textura queda perfecta.
- → ¿Cómo recaliento para que el pollo no se seque?
Pon lo que sobró en una sartén y agrega un chorrito de leche o crema mientras calientas, así el pollo queda suave y la salsa se mantiene rica.
- → ¿Le puedo agregar verduras?
Obvio. Un poco de espinaca fresca o arvejas combinan súper bien y además suman color y nutrientes a tu plato.