
Pasta cremosa con pollo, ajo y parmesano es justo ese abrazo que necesitas un día largo. Va rapidísimo si tienes antojo de algo rico. En mi casa todos vienen directo a la cocina cuando huelen mantequilla y ajo, y lo mejor es que puedes tener la comida lista en treinta minutos, incluso en días ajetreados.
La primera vez que la hice fue porque casi no tenía nada en la despensa. Ahora es nuestro plato salvavidas cada vez que buscamos algo apapachador.
Sabrosos Ingredientes
- Pasta penne: busca una de textura rugosa, aguanta la salsa mejor. Prefiere formas cortas y firmes.
- Pechuga de pollo: córtala en cubos, intenta que sea orgánica o enfriada al aire para que salga jugosa.
- Mantequilla sin sal: le da esa base cremosa. El estilo europeo realza el sabor.
- Queso parmesano: ralla el tuyo para que se derrita bien. El Reggiano es el toque especial.
- Aceite de oliva: usa extra virgen para cocinar y dar ese fondo suavecito.
- Ajo fresco: pícalo y elige dientes firmes para más aroma. No uses ajo ya picado de frasco.
- Crema espesa: a temperatura ambiente para textura suave. Opta por la que tenga más grasa.
- Condimento italiano: este es opcional, pero suma ese sabor herbal sin sal escondida.
- Perejil fresco: pícalo y úsalo al final, el de hoja plana huele mejor que el chino.
- Hojuelas de chile rojo: si te gusta el picante suave, prueba aleppo para algo afrutado.
- Sal y pimienta: prueba al final y usa sal en escamas para terminar si tienes.
Fáciles Pasos
- Dale el toque final:
- Prueba la pasta y ajusta con sal y pimienta. Echa el perejil por encima y sirve bien caliente para que se note lo cremosa y el saborcito justo.
- Mezcla todo:
- Pon la pasta ya colada y el pollo ya cocido dentro de la sartén con la salsa. Revuelve bien para que todo quede cubierto. Si lo ves muy pastoso, agrega poco a poco el agua de cocción que guardaste hasta conseguir la textura que te gusta. Deja dos o tres minutos para que tome sabor.
- Haz la salsa:
- En la misma sartén, derrite la mantequilla a fuego medio. Pon el ajo picado y muévelo rápido solo para que huela rico, menos de un minuto. Agrega la crema despacito, baja la flama y mezcla hasta que esté calientita. Ve echando el parmesano poco a poco, batiendo hasta que la salsa quede suave y espesa.
- Cocina el pollo:
- Pon aceite de oliva en la sartén, fuego medio fuerte. Cuando se vea brillante, añade los cubos de pollo en fila, sin amontonar. Déjalos quietos tres o cuatro minutos para que doren, luego voltéalos y termina de cocerlos solo hasta que estén bien. Sácalos a un plato para que no se resequen.
- Prepara lo necesario:
- Mientras la pasta está en el fuego, corta el pollo, pica el ajo, ralla el queso y ten a la mano tus especias y el perejil. Así todo fluye y no te atrasas.
- Cuece la pasta:
- Pon agua con sal a hervir. Agrega la pasta y cocina solo hasta que esté súper al dente, como en diez minutos. Revuelve de vez en cuando y antes de escurrir, guarda media taza de esa agua. Sirve para ajustar la salsa después y que la pasta no se pase.

Mi toque favorito es rallar parmesano sobre el plato al final. Da ese punto salado y sabrosón. A mi peque le encanta cuando dejo que ella ponga más perejil encima y jugamos que es polvo de hadas antes de comer.
Cómo Guardar
Guarda lo que sobre en un tupper bien cerrado hasta tres días en el refri. Calienta a fuego bajito con un poco de crema o leche para revivir la salsa. Se puede congelar, pero ojo, a veces la salsa se separa. Si dejas la pasta un poco dura al principio, sobrevive mejor cuando la recalientas.
Otras Opciones de Ingredientes
Si quieres que el pollo quede aún más suave, prueba con muslos deshuesados o usa pollo rostizado si tienes. El parmesano puedes cambiarlo por grana padano o pecorino. Para hacerlo más ligero, mete leche entera o mitad y mitad, pero la salsa será menos espesa. Incluso con pasta sin gluten o de garbanzos sale bien, solo cuídala para que no se pase.
Ideas Para Acompañar
Pon pan crujiente para limpiar la salsa del plato o acompaña con ensalada de hojas verdes. Si buscas que sea menos pesado, el jugo o la ralladura de limón ilumina todo. A veces le echo espinaca baby o chícharos al final para que tenga más color y nutrientes.

Algo de Historia
Esta pasta cremosa con pollo y parmesano es típica comida casera italoamericana. Lleva sabores italianos pero es muy práctica para cualquier noche. No es una tradición de siglos, pero sí es famosísima por su salsa fácil y porque le encanta a todos. Cada familia la hace a su manera —la mía también, claro.
Preguntas y respuestas sobre la receta
- → ¿Cuál es la mejor pasta para este plato?
El penne siempre queda genial, aunque cualquier pasta mediana como rigatoni o rotini atraerá bien la salsa cremosa.
- → ¿Puedo usar parmesano rallado del súper?
Te recomiendo rallar el parmesano en casa. El sabor es mejor y se derrite perfecto en la salsa, cosa que las versiones en bolsa no logran igual.
- → ¿Tiene manera de hacerlo más liviano?
Si prefieres, cambia la nata espesa por nata ligera o mitad y mitad, y usa menos mantequilla para restarle calorías.
- → ¿Cómo guardo lo que me sobra?
Espera a que se enfríe y pásalo a un recipiente con tapa para la nevera. Aguanta bien hasta tres días y lo puedes recalentar suavecito para que siga cremoso.
- → ¿Qué le echo si quiero más sabor?
Échale un poco de condimento italiano extra, más ajo, hierbas frescas o una pizquita de pimienta roja si te gusta el picante ligero.