Deliciosas Albóndigas Rellenas Espinaca

Esta receta de albóndigas rellenas de mozzarella convierte una cena normal en algo extraordinario. La mezcla de espinacas, ajo y centros de queso derretido crea un bocado irresistible que hará que todos en tu mesa pidan repetir. Inventé esta receta cuando buscaba incluir más verduras en las comidas de mi familia sin sacrificar el sabor.

Preparé estas albóndigas por primera vez para una cena familiar de domingo, y se han convertido en nuestra comida casera más solicitada. El momento en que alguien corta una albóndiga y el queso se estira en hilos perfectos siempre trae sonrisas alrededor de la mesa.

Ingredientes

• Para la mezcla de espinacas:
• Espinacas baby frescas: Añaden nutrientes esenciales mientras se mezclan maravillosamente con la carne. Busca hojas brillantes y crujientes sin amarillear.
• Ajo picado: Da profundidad aromática. Escoge bulbos firmes con piel ajustada para el sabor más fresco.
• Aceite de oliva de calidad: Ayuda a marchitar las espinacas correctamente. Usa virgen extra para mejor sabor.

• Para las albóndigas:
• Carne molida 80/20: Proporciona la grasa perfecta para albóndigas jugosas. La grasa es crucial para el sabor y textura.
• Cerdo molido: Añade suavidad y evita que las albóndigas queden muy densas. Pídele a tu carnicero que lo muela fresco.
• Migas de pan suaves: Unen todos los ingredientes. Caseras de pan del día anterior funcionan mejor.
• Huevos grandes: Dan estructura. Huevos frescos de granja con yemas anaranjadas mejoran el sabor.
• Un chorrito de leche: Añade humedad. La leche entera crea la mejor textura.
• Ajo finamente picado: Infunde la mezcla de carne con sabor. Fresco es obligatorio aquí.
• Queso parmesano recién rallado: Aporta salinidad y umami. Rállalo tú mismo para mejor fusión.
• Sal y pimienta negra recién molida: Equilibran todos los sabores. La sal marina y pimienta negra gruesa marcan la diferencia.
• Aceite de oliva: Para freír crea esa hermosa costra inicial. Usa regular no virgen extra ya que tiene punto de humo más alto.
• Cubos de queso mozzarella: Crean ese mágico centro derretido. La mozzarella baja en humedad funciona mejor para resultados pegajosos.

• Para servir:
• Salsa marinara Raos: Complementa sin abrumar. La calidad de tu salsa marca una gran diferencia.
• Pasta de tu elección: Crea la base perfecta. Prefiero pappardelle o rigatoni para atrapar la salsa.

Instrucciones paso a paso

Marchita las espinacas:

Calienta aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio hasta que brille. Agrega todas las espinacas frescas de una vez aunque parezcan demasiadas. Revuelve continuamente mientras se marchitan hasta aproximadamente 1/10 de su volumen original, tomando unos 2 a 3 minutos. Añade el ajo picado justo antes de que las espinacas estén completamente marchitas y cocina hasta que huelas ese maravilloso aroma a ajo pero antes de que se dore, unos 60 a 90 segundos más. Las espinacas deben estar verde brillante y completamente suaves.

Prepara la mezcla de espinacas:

Transfiere las espinacas cocidas y el ajo a una tabla de cortar y deja que se enfríen unos 5 minutos hasta que puedas manipularlas cómodamente. Pícalas bien en trocitos pequeños que se distribuirán uniformemente por las albóndigas. Reserva y deja que se enfríen completamente unos 10 minutos más. Las espinacas calientes comenzarían a cocinar la carne prematuramente.

Precalienta el horno:

Ajusta tu horno a 180°C y deja que se precaliente completamente mientras preparas las albóndigas. Coloca una rejilla en el medio del horno para una cocción uniforme.

Mezcla la base de carne:

En un tazón grande añade carne molida, cerdo molido, migas de pan, huevos, leche, ajo picado, parmesano rallado, sal y pimienta. Usa manos limpias para combinar suavemente los ingredientes con un toque ligero hasta que todo esté incorporado. Mezclar demasiado hará tus albóndigas duras y densas. La mezcla debe verse uniforme pero aún sentirse suelta y tierna.

Incorpora las espinacas:

Agrega la mezcla de espinacas picadas enfriadas a tu base de carne. Usa tus dedos para doblar y distribuirlas uniformemente, teniendo cuidado de no compactar la carne. Deberías ver motas verdes distribuidas por toda la mezcla.

Forma las albóndigas rellenas:

Toma unas 2 cucharadas de mezcla de carne y aplánala en tu palma creando un pequeño disco. Coloca un cubo de mozzarella directamente en el centro. Dobla los bordes de la carne hacia arriba y alrededor del queso, asegurándote de sellarlo completamente dentro. Rueda suavemente entre tus palmas para formar una bola perfecta de unos 4 cm de diámetro. Coloca en una bandeja para hornear y repite con la mezcla restante, creando aproximadamente 32 albóndigas.

Dora las albóndigas:

Calienta aceite de oliva en una sartén grande de hierro fundido hasta que brille pero sin humear. Coloca las albóndigas en la sartén caliente dejando espacio entre cada una, trabajando en lotes si es necesario. Dora unos 2 minutos por lado, rotando para crear una costra dorada alrededor. Este paso crea sabor mediante la caramelización, no para cocinarlas por completo.

Añade salsa y prepara para hornear:

Vierte salsa marinara alrededor de las albóndigas doradas en la sartén, llenando hasta aproximadamente la mitad de sus lados. La salsa debe estar burbujeando ligeramente en los bordes. Cubre la sartén herméticamente con papel aluminio, asegurando un buen sellado para atrapar el vapor.

Hornea a la perfección:

Transfiere la sartén cubierta a tu horno precalentado y hornea durante 20 a 25 minutos. Las albóndigas están listas cuando alcanzan una temperatura interna de 74°C y el queso dentro se ha derretido completamente. Cuando cortes una, el queso debe estirarse y alargarse en hilos largos.

Sirve con amor:

Sirve las albóndigas y salsa sobre pasta preparada, acomodándolas atractivamente. Para un toque extra especial añade un ligero espolvoreado de parmesano recién rallado y algunas hojas de albahaca rasgadas justo antes de servir.

Guardar

La mozzarella es verdaderamente el ingrediente estrella aquí. Una vez intenté sustituirla con otro queso y aunque seguía estando rica, nada se compara con ese estiramiento perfecto de mozzarella genuina cuando cortas estas albóndigas. Mi hija aplaudió la primera vez que vio el queso estirarse de su albóndiga y ahora es tradición admirar el perfecto estiramiento del queso en nuestra mesa.

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Preguntas y respuestas sobre la receta

→ ¿Puedo preparar estas albóndigas con anticipación?

¡Claro! Puedes preparar estas albóndigas con antelación de varias maneras. Puedes mezclar y darles forma, luego guardarlas tapadas en la nevera hasta 24 horas antes de cocinar. También puedes cocinarlas completamente, dejarlas enfriar y refrigerarlas hasta 3 días. Solo tienes que recalentarlas en salsa marinara hasta que estén bien calientes.

→ ¿Cuál es la mejor manera de congelar estas albóndigas?

Para mejores resultados, congela las albóndigas después de darles forma pero antes de cocinarlas. Colócalas en una bandeja sin que se toquen, congélalas hasta que estén firmes (unas 2 horas), y luego guárdalas en una bolsa o recipiente para congelador. Se conservarán hasta 3 meses. Cuando vayas a usarlas, descongélalas en la nevera durante la noche antes de dorarlas y hornearlas según las instrucciones.

→ ¿Puedo usar diferentes tipos de carne?

¡Por supuesto! Aunque la combinación de res y cerdo crea una textura y sabor ideales, puedes sustituirlos por pavo molido, pollo o incluso alternativas vegetales. Ten en cuenta que las carnes más magras pueden producir albóndigas un poco más secas, así que considera añadir un poco más de aceite de oliva o un chorrito extra de leche para mantener la humedad.

→ ¿Por qué se deshacen mis albóndigas?

Las albóndigas suelen deshacerse porque la mezcla está demasiado húmeda o no ha tenido suficiente tiempo para unirse. Intenta añadir pan rallado cucharada a cucharada hasta que la mezcla se mantenga mejor unida. También ayuda refrigerar las albóndigas ya formadas durante 30 minutos antes de cocinarlas para que se afirmen y mantengan su forma durante la cocción.

→ ¿Qué puedo servir con estas albóndigas además de pasta?

Estas versátiles albóndigas quedan ricas sobre polenta cremosa, puré de patatas o arroz de coliflor para una opción con menos carbohidratos. También son geniales para hacer bocadillos de albóndigas en pan tostado con queso provolone derretido. Para una comida más ligera, sírvelas con una ensalada verde crujiente y pan para mojar en la salsa.

→ ¿Cómo sé cuándo están completamente cocinadas las albóndigas?

La forma más segura es usar un termómetro de lectura instantánea para comprobar que la temperatura interna llega a 74°C. Si no tienes termómetro, corta una albóndiga por la mitad - debe estar completamente cocinada sin partes rosadas, y el centro de queso debe estar totalmente derretido y cremoso.