01 -
Devuelve el pollo y los jugos al sartén, tapa y calienta un poco más. Espolvorea perejil y disfruta en cuanto salga, acompañado de pasta, arroz o una ensalada fresca.
02 -
Agrega el queso crema ablandado y mueve hasta que todo quede suavecito. Añade la espinaca y cocina hasta que quede bien blanda. Si quieres, exprime un poquito de limón.
03 -
Calienta la crema mitad y mitad en el micro por unos 40 segundos. Ve echando poco a poco en la sartén, mezclando bien cada vez. Cuando veas que empieza a burbujear suave, baja el fuego.
04 -
Quita la sartén del fuego un momento. Vierte el vino blanco o el caldo, pon el fuego de nuevo en medio, y raspa el fondo con una espátula de silicón para levantar lo pegado. Cocina hasta que quede la mitad de líquido—tardará unos 6 o 7 minutos. Echa el ajo picado en el último minuto.
05 -
Calienta la mantequilla y el aceite en una sartén grande a fuego medio-alto. Coloca el pollo, tapa y deja dorar 4 a 5 minutos de cada lado hasta que se vea doradito y cocido. Si no cabe todo, hazlo en partes. Ponlo en un plato aparte.
06 -
Pon la harina, sal, condimento italiano, parmesano, ajo en polvo y pimienta en un plato bajito. Pasa las pechugas por la mezcla, que se cubran bien, y sacude el exceso.
07 -
Cubre las pechugas con film transparente y golpéalas con un mazo hasta que tengan unos 1.25 cm de grosor. Sécalas con toallas de papel.