01 -
Quita el exceso de grasa y guárdala aparte. Parte el pollo en tiras de unos 2,5 cm. Espolvorea con 1 cucharadita de sal y masajea bien. Déjalo un momento.
02 -
Pon el arroz en un colador fino y enjuágalo debajo del chorro de agua fría. Sigue hasta que el agua salga limpia. Escurre muy bien.
03 -
Coloca la grasa que guardaste en una sartén de acero inoxidable bien grande y fría. Calienta a fuego bajo hasta que se derrita y tome color dorado (aprox. 8 minutos).
04 -
Aparta 3 cucharadas de esa grasa y saca los pedacitos que sobren. Si te falta, agrega aceite neutro. Vuelve la grasa a la sartén y sube a fuego medio. Dóralo en tandas por ambos lados unos 4 minutos por tanda y retira cada tanda cuando esté lista.
05 -
Echa 1 cucharada de aceite en la misma sartén. Agrega las chalotas y dóralas moviendo de vez en cuando, durante 4 minutos. Añade el ajo y cocina 1 minuto más.
06 -
Vierte el arroz sobre las chalotas con ajo y mezcla bien para que los granos queden cubiertos de la grasa.
07 -
Lleva la mezcla de arroz, chalotas y pollo al arrocero.
08 -
Echa 1,75 tazas de agua fría en la sartén y raspa lo que quedó pegado con una cuchara de madera. Vierte ese líquido lleno de sabor al arrocero.
09 -
Cierra la tapa y pon el modo de arroz blanco. Espera a que termine y luego deja reposar al menos 10 minutos antes de abrir.
10 -
Pon el cebollín, jengibre y sal en un bowl resistente al calor. Lava la sartén, calienta ahí 60 ml de aceite a fuego medio hasta que humee (unos 3 minutos). Echa el aceite bien caliente sobre el cebollín y remueve al toque. Agrega azúcar, pimienta blanca y caldo si quieres. Reserva.
11 -
Mezcla salsa de soya, ostras, azúcar, aceite de sésamo y agua en un bowl pequeño y revuelve hasta que el azúcar se disuelva.
12 -
Reparte el pollo y arroz en platos. Añade pepino, la salsa de cebollín y jengibre, la soya sazonada y, si se te antoja, salsa de chile con ajo.