01 -
Cuando estén doradas, sácalas y déjalas en la bandeja hasta que ya no quemen. Así agarran todo el crujiente y quedan súper sabrosas.
02 -
Coloca todas las semillas cubiertas, bien extendidas sobre papel en la bandeja. Mételas al horno bien caliente durante unos 25-30 minutos. Da la vuelta uno o dos veces para que no se quemen.
03 -
En un bol, une la mantequilla derretida o aceite, la canela, el azúcar, el jengibre, el pimentón, la nuez moscada y la sal hasta que se vea todo muy mezclado.
04 -
Echa las semillas al bol, revuelve para que se empapen bien y todo quede cubierto.
05 -
Arranca el horno y deja que llegue a 150 °C. Así se cocinan despacio y no se pasan.
06 -
Lávalas bajo el chorro y quita todo lo pegajoso de calabaza. Sécalas con un paño limpio hasta que ya no estén mojadas.