01 -
Deja que el helado descanse fuera del congelador unos 5 a 10 minutos antes de servir así queda más suave. Guárdalo tapado en el congelador y te dura hasta tres meses.
02 -
Pasa el helado ya batido a un recipiente de vidrio, alísalo un poco y cúbrelo. Ponlo en el congelador unas 4 a 6 horas hasta que quede bien duro.
03 -
Cuando solo falten cinco minutos de batido, echa el chocolate picado o las chispas mini. También puedes mezclarlas al final con una espátula si quieres que queden más parejas.
04 -
Pon la mezcla fría en el bowl congelado de la máquina y deja que bata como 20 minutos hasta que veas que queda textura de helado suave.
05 -
Echa la mezcla en un bowl de vidrio grande o una jarra medidora. Tápala con plástico de cocina, tocando la mezcla para que no se le haga una costra. Métela al refri hasta que se enfríe por completo.
06 -
Saca la olla del fuego, échale la vainilla, la menta y el colorante si te animas. Revuelve apenas para integrar.
07 -
Mantén la olla a fuego medio y bate sin parar hasta que la mezcla espese y puedas cubrir el reverso de una cuchara. Cuida que no hierva.
08 -
Usa una olla grande y ahí bate la crema, la leche, el azúcar y las yemas hasta que quede todo muy suave y bien mezclado.
09 -
Pon el bowl de la máquina de helados en el congelador siguiendo las instrucciones del fabricante hasta que esté súper frío y duro.