01 -
Cuando termines de freír, toma una cuchara ranurada para sacar los buñuelos. Déjalos en toallas de papel para quitar el exceso de aceite y no olvides bañarlos con canela y azúcar cuando estén tibios.
02 -
Usa una cuchara para poner la mezcla en el aceite bien caliente, fríe unos 3 o 4 minutos por lado, hasta que estén doraditos por todos lados.
03 -
Pon como 5 cm de aceite en tu sartén profundo y calienta a fuego medio-alto hasta que veas que el aceite brilla un poco.
04 -
Echa los trozos de durazno ya cortados a la mezcla y revuelve con cuidado.
05 -
Vierte los líquidos en los ingredientes secos y combina todo con suavidad. No te preocupes si la masa queda con grumos.
06 -
En otro tazón, rompe el huevo y mézclalo con la leche usando un batidor.
07 -
Toma un bol grande para juntar la harina, el azúcar, la canela, la sal y el polvo para hornear. Dale unas vueltas con el batidor.
08 -
Lava bien la fruta, luego pélala y corta los duraznos en cuadritos pequeños.