01 -
Mete el pastel en la nevera por media hora mínimo antes de cortarlo y disfrutarlo.
02 -
Pon la cobertura generosamente por todo el pastel ya frío y termina con un montón de moras frescas por arriba.
03 -
En un bol limpio ponte a batir el queso crema y la mantequilla juntos hasta que quede bien lisito. Echa el azúcar glass poco a poco, mezcla todo bien, añade vainilla y así una pizca de sal. Bate hasta que todo se vea aireado.
04 -
Deja que el pastel se enfríe dentro del molde 15 minutos, luego voltéalo sobre una rejilla y espera a que se enfríe del todo.
05 -
Echa la mezcla en el molde preparado y hornea unos 50 o 55 minutos. Ya está cuando al meter un palillo en el centro sale limpio.
06 -
Con movimiento suave, echa las moras frescas en la masa y mezcla sin apachurrarlas para que queden por todos lados.
07 -
Ve agregando el buttermilk y los ingredientes secos, alternando cada uno en tres partes, empieza y termina con los secos. Remueve solo hasta unir, sin batir de más.
08 -
Agrega los huevos uno a uno a la mezcla de mantequilla, bate entre cada uno. Echa la vainilla hasta que esté todo integrado.
09 -
Con batidora eléctrica, mezcla la mantequilla suave y el azúcar en un bol grande. Bate unos 4 o 5 minutos hasta que la mezcla se vea blanquita y esponjosa.
10 -
Echa la harina, el rompenieve, bicarbonato y sal en un tazón, mezcla todo bien y aparta.
11 -
Calienta el horno a 175°C. Engrasa y enharina el molde de 25 cm (rosca) o el de 23 cm. Deja los huevos, mantequilla y buttermilk fuera del refri hasta que estén a temperatura ambiente. Lava y seca las moras.