01 -
Cuando ya haya subido, si quieres más sabor, deja la masa cubierta en la nevera hasta 3 días. Sáquela y deja que se atempere 20 minutos antes de seguir.
02 -
Haz una bola tosca con la masa. Rocía la superficie con spray antiadherente. Tapa el bol con plástico y un paño de cocina. Olvídate de ella 2 a 3 horas o hasta que doble su volumen.
03 -
Mezcla la harina y la sal en un bol grande usando unas varillas. Así todo queda bien mezclado.
04 -
Pon el horno a 220°C. Mete la olla de hierro sin tapa en el horno mientras se calienta si el fabricante lo permite.
05 -
Echa la levadura, azúcar y agua tibia en un bol chiquito. Ponle encima film plástico y olvídate de ello 5 minutos.
06 -
Echa la masa en papel vegetal enharinado ayudándote de una espátula. Dobla con cuidado los bordes hacia el centro varias veces hasta que tenga mejor forma. Rocía con antiadherente, cubre de forma floja con plástico y deja que suba 45 minutos.
07 -
Vierte el aceite de oliva y la mezcla de levadura encima de los ingredientes secos. Usa una espátula de silicona para revolver hasta que la masa quede pegajosa y sin restos de harina.
08 -
Espera por lo menos 5 minutos para que se enfríe antes de cortar. Disfrútalo como más te guste, por ejemplo mojando en aceite.
09 -
Saca la olla de hierro del horno con guantes. Usa el papel para meter la masa dentro. Tapa bien y hornéalo 40 minutos.
10 -
Saca la olla y destápala. Pinta el pan caliente por arriba con la mantequilla fundida. Devuélvelo al horno sin tapa y déjalo hasta que se dore (unos 10 a 12 minutos más).